martes, 18 de agosto de 2020

2 Convocatoria: "Cuidemos y protejamos a las abejas"

Por Antonella Forestier

Desde que soy leonlandesa, mi visión del mundo ha cambiando porque ahora entiendo más de ecología, de animales y plantas y de que "la patria es el otro". En este artículo y en la vida real, la patria también son las abejas porque en ellas está la dulzura, el amor por las plantas y el sentido de colaboración, cooperativismo y trabajo conjunto.

Las abejas nos enseñan que el mundo es un lugar que debemos proteger trabajando por y cada uno de los reinos de la naturaleza. Ellas aportan un ingrediente de vida extraordinario como es la polinización, al llevar polen de una flor a otra, creando el propóleo, la cera, la miel e incluso aportando polen. 

Muchas personas prefieren endulzar sus bebidas con miel; yo soy una de ellas gracias a ser ciudadana leonlandesa, pues aprendí, que el azúcar no aporta más que glucosa y tiene cero elemento nutritivo. Me encanta el té, aprendí con la Oma Frida los distintos tipos de tés que existen hoy en el mercado y a todos los endulzo o con miel o con stevia. La miel en las tostadas con manteca por la mañana cuando el desayuno, es un manjar.

La medicina naturista, algo que aprendí también con los leonlandeses, en especial con Marilina, Selene y Melanie, tiene su ingrediente y aporte  de las abejas: los propóleos son excelentes contra los resfriados, la tos y los estados gripales. Obviamente que los caramelos de miel, también son excelentes (no los de los kiosquitos, sí los de las dietéticas) y una taza de té con miel y limón es garantía de curación. El polen tiene propiedades energizantes, mejora la visión y ayuda contra los estados de decaimiento del ánimo y colabora eficazmente en la reconversión de la flora bacteriana cuando hay gastroenterocolitis. 

La cera de las abejas se utiliza para hacer velas; son velas muy buenas porque dan dulzor y paz y además no contaminan el aire. 

¡Cómo no cuidar a las abejas, cómo no amarlas si nos dan su trabajo, su tiempo y su amor!

Seamos más considerados con el ambiente, con sus habitantes, hasta el más pequeño, porque todos contribuyen al equilibrio ecológico.  



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