jueves, 3 de enero de 2019

Un poco de Historia del Glifosato en la provincia de Santa Fe




SANTA FE: UN CONCEJAL SIRVIÓ UN VASO DE GLIFOSATO EN PLENA SESIÓN

CON UNA BOTELLA DE GLIFOSATO SOBRE LA MESA, UN CONCEJAL SANTAFESINO PRESENTÓ EL PROYECTO DE ORDENANZA QUE BUSCA PROHIBIR ESTE PELIGROSO HERBICIDA EN LA CAPITAL DE SANTA FE: "NINGUNO DE NOSOTROS NOS ANIMARÍAMOS A TOMAR LO QUE HAY DENTRO DEL VASO".

“Fuimos antes de que comience la sesión, fuimos a un vivero de la ciudad a comprar un matayuyo, así lo pedimos, algo para matar malezas, y nos vendieron este producto”: Glifosato (Round Up).

Con el producto sobre la mesa, así expuso el concejal santafesino Juan Cesoni (PJ) un proyecto de ordenanza presentado por la multisectorial ‘Paren de Fumigarnos’, el pasado 13 de marzo, para prohibir en la capital provincial el uso de este peligroso herbicida sobre el cual ya se demostró que ocasiona daños irreversibles en el medio ambiente y en nuestra salud.

Porque ya sabemos que los afectados no son solamente los habitantes de los pueblos rurales, quienes reciben la deriva del producto en el aire, si no que somos todos los afectados, quienes consumimos los alimentos contaminados.


“Esto lo puede comprar cualquier chico en una ferretería. Le van a vender este producto que obviamente va a terminar en el patio de la casa de esa persona y en consecuencia en las napas de ese domicilio, y si llueve se va a lavar, y probablemente termine en el desagüe pluvial, y del desagüe pluvial va a ir a parar a la laguna, en el caso de la ciudad de Santa Fe o a algún arroyo cercano”, continuó el concejal, quien considera que corresponde darle lugar a este proyecto, junto a otros dos concejales santafesinos, Franco Ponce de León (Coalición Cívica), y Leandro González (UCR).

Haciéndonos recordar las memorables palabras del actual Ministro de Ciencia y Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, quien aseguró años atrás que el daño que puede causar el glifosato es equivalente al que puede ocasionar “agua con sal”, Cesoni sirvió el producto en un vaso y continuó: “Ninguno de nosotros nos animaríamos a tomar lo que hay dentro del vaso. Pues bien, cuando tomamos el agua que se extrae de la laguna Setúbal o de los arroyos circundantes, el proceso de potabilización del agua, que contempla algunas instancias de precipitación y luego clorado o florado, no va a eliminar esta sustancia que es tóxica, y claramente en pequeñas cantidades, muy pocas partes por millón, la vamos a estar consumiendo.“


“El problema es que estos tóxicos se acumulan en el organismo, no pueden ser eliminados. Hay estudios internacionales, inclusive nacionales que demuestran este tipo de situaciones”, explicó el concejal Cesoni, dado que el proyecto de ordenanza menciona que en la provincia de Santa Fe “se han realizado una serie de estudios que convalidan la relación entre aplicación de herbicidas como el glifosato y la proliferación de enfermedades como el cáncer“.
Sin embargo, Barañao se animó a decir que “No hay relación entre el glifosato y el cáncer”, en una entrevista realizada por el fotoperiodista Pablo Piovano, autor de “El Costo Humano de los Agrotóxicos“:

No nos olvidemos del Ministro de Agroindustria de la Nación, Luis Miguel Etchevehere, quien también realizó absurdas declaraciones al referirse a este veneno que utiliza la agricultura argentina para eliminar malezas en cultivos genéticamente modificados como la soja: “El glifosato bien aplicado es inocuo. Se desactiva cuando toca el suelo”.

Y a continuación podemos ver parte de una entrevista del documental francés “Bientôt dans vos assiettes” (Pronto en su plato), que expone la relación entre el aumento del cáncer y las fumigaciones con glifosato en nuestro país, donde el entrevistado Patrick Moore, defensor de los OGM, es desafiado a tomar una copa de glifosato tras afirmar que “se puede beber un vaso grande y no pasa nada”:

El glifosato ya se encuentra prohibido en Rosario. Ahora el desafío es que se prohíba en la ciudad de Santa Fe. Lo interesante sería que se plantee también la prohibición de este veneno en los sitios en donde se utiliza en mayores cantidades, donde se encuentran los cultivos de soja, por ejemplo. Es la Secretaría de Ambiente y Espacios Públicos el organismo responsable de realizar “las acciones de difusión, prevención, control y sanción de la ordenanza, como también de la promoción de medidas alternativas para el control de malezas y plagas, en armonía con el ambiente, la salud humana y los derechos de la naturaleza”.

La multisectorial ‘Paren de Fumigarnos‘ está formada por la Comisión de Salud y ambiente de la CTA, el Centro de Protección a la Naturaleza, el Foro Nacional de la Agricultura Familiar, la red de abogados de Pueblos Fumigados y otras organizaciones sociales.

MÁS SOBRE EL GLIFOSATO

Queremos recordar también, que científicos, médicos, periodistas e innumerables voces nacionales e internacionales ya advirtieron que el glifosato…




El concejo de Santa Fe abre el debate por el glifosato
  
Durante la sesión de este jueves, los ediles santafesinos tienen previsto tratar el proyecto que prohíbe la aplicación área y terrestre del herbicida glifosato en todas sus variantes, dentro del ejido urbano de la ciudad de Santa Fe.

El Concejo Municipal de Santa Fe prohibiría por ordenanza la utilización del herbicida glifosato en todas sus variantes en el territorio de la capital provincial. La propuesta es impulsada como una petición particular por un grupo de vecinos y ONG ambientalistas y cuenta con el dictamen favorable de la comisión de Gobierno y Seguridad Ciudadana.

El primer borrador puesto a consideración de los ediles, fue elaborado por el equipo de abogados de la ONG Capibara, en colaboración con integrantes del Foro Santafesino por la Salud y el Ambiente y la Multisectorial Paren de Fumigarnos. El mismo fue presentado el 13 de marzo de este año, en el marco de una concurrida movilización social de vecinos y organizaciones autoconvocadas, genuinamente preocupados por la salud y el ambiente de los santafesinos.


Desde Capibara, saludaron la respuesta de los concejales que firmaron el proyecto, como así también del resto de los bloques políticos que han manifestado su intención de acompañar la iniciativa: “Nuestro municipio se suma a aquellas ciudades como Rosario, San José del Rincón y decenas de jurisdicciones del país, que ya han enviado un mensaje claro y contundente contra este herbicida que tanto daño causa en la salud y el ambiente, sistemáticamente envenenando y contaminando personas, animales, suelos, ríos y alimentos”.

“Como se sabe hace casi tres años, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC-OMS) ha incluido al glifosato en el grupo 2A de principios activos que «se clasifican como probables carcinógenos para los seres humanos». Más cerca aún, una reciente recopilación de más de 830 investigaciones científicas, toxicológicas y epidemiológicas –de las cuales 100 pertenecen a universidades públicas– ordenó todas las pruebas que advierten sobre la relación entre este herbicida con el cáncer, malformaciones, problemas respiratorios crónicos, intoxicaciones y abortos espontáneos, entre otras afecciones”, sostuvieron desde Capibara.

El proyecto además prohíbe la utilización de glifosato por parte de la Municipalidad de Santa Fe, en el marco de las intervenciones destinadas a controlar plagas y malezas en el ejido urbano y establece multas ante infracciones cuyos montos mínimos y máximos ascenderán respectivamente al valor equivalente de quinientos (500) a treinta mil (30.000) unidades fijas, al momento de hacer efectivo el importe, como así también la aplicación de penas accesorias de inhabilitación temporaria o definitiva de los establecimientos, empresas y profesionales responsables.

Por otra parte, se pone en cabeza de la Secretaría de Ambiente y Espacios Públicos la aplicación de la ordenanza y el desarrollo de acciones de difusión, prevención, control y sanción de la misma, como así también la promoción de medidas alternativas para el control de malezas y plagas, en armonía con “…el ambiente, la salud humana y los derechos de la naturaleza”.

“Esta referencia expresa a la noción de «derechos de la naturaleza» es la segunda innovación que introduce la ciudad de Santa Fe, colocando a nuestra jurisdicción en la misma dirección que las tendencias constitucionales de América latina que dialogan con las cosmovisiones andinas, proponiendo una relación más respetuosa y armónica con la naturaleza, considerada como una entidad que posee un valor inherente y un derecho a existir. En esta ordenanza coexiste además, una perspectiva ligada a la protección de los derechos humanos fundamentales, como la salud, junto a la protección del ambiente y la naturaleza como fines en sí mismos, situación que también ha sido puesta de manifiesto a principios de año por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con la Opinión Consultiva Nº 23, que sostuvo que la calidad de nuestros ecosistemas es una condición esencial para la realización de los derechos humanos”, argumentaron desde la ONG local.


DEMANDAN A EMPRESA DE AGROQUÍMICOS POR LA MUERTE DE UN INGENIERO AGRÓNOMO EN SANTA FE

LA FAMILIA DE UN INGENIERO AGRÓNOMO DE 35 AÑOS QUE FALLECIÓ A CAUSA DE UNA ENFERMEDAD MEDULAR DEMANDÓ POR DAÑOS Y PERJUICIOS A LA MULTINACIONAL AGROSERVICIOS PAMPEANOS (ASP), YA QUE LA MUERTE FUE OCASIONADO POR LA EXPOSICIÓN A FERTILIZANTES, INSECTICIDAS Y HERBICIDAS.

La familia de un ingeniero agrónomo de 35 años que falleció en 2012 a causa de una enfermedad medular demandó por daños y perjuicios a la multinacional Agroservicios Pampeanos (ASP), empresa perteneciente al grupo canadiense Agrium. El hombre contrajo mielodisplasia, una enfermedad que afecta la médula ósea, tres años después de empezar a trabajar en dicha firma.

Se trata de Cristian Perno, cuyo trabajo consistía en visitar campos y vender varios tipos de productos agroquímicos, como fertilizantes y herbicidas. Según indica un informe médico, la enfermedad está relacionada con el contacto y la exposición a estas sustancias químicas. La familia inició una demanda que se encuentra en etapa previa a instrucción en el Juzgado Laboral Nº7, a cargo del doctor Marcelo Gallucci, en los Tribunales de Rosario.

El peligro que representa la exposición a los agroquímicos no es novedad, aunque la mayoría de los medios no le den lugar. Podemos mencionar como ejemplo a Monte Maíz, localidad cordobesa que es ejemplo de la fuerte asociación entre cáncer y exposición ambiental por contaminación con agroquímicos, específicamente el glifosato (el herbicida de Monsanto que recientemente en California se dispuso la obligatoriedad de una etiqueta que advierta sobre su efecto cancerígeno).

El costo humano de los agrotóxicos quedó demostrado por el fotoperiodista argentino Pablo Piovano, quien retrató a las personas más afectadas, los habitantes de los pueblos fumigados (los pueblos que sufren las fumigaciones aéreas), donde mueren de cáncer 1 de cada 3 personas. Incluso en algunos pueblos como San Salvador (Entre Ríos) se mueren de cáncer 1 de cada 2, mientras a nivel nacional mueren de cáncer 1 de cada 5, como evidencian las estadísticas de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.



Con respecto a este caso puntual del Ingeniero Agrónomo Cristian Perno, según informó El Ciudadano, entró a la multinacional ASP a mediados de 2007 y se dedicaba al asesoramiento de productores agropecuarios, por lo que visitaba campos y vendía agroquímicos y semillas. Trabajó un tiempo para la sede de la firma que está en la localidad de Las Parejas, y luego fue trasladado a Villa María, Córdoba, como gerente de la planta.

Los problemas de salud comenzaron en 2010 cuando Cristián se mudó junto con su familia a Rosario en busca de un diagnóstico. “No se sabía qué tenía. Finalmente le diagnosticaron mielodisplasia. Es un problema en la médula. Fue tratado en el Sanatorio Parque”, contó a dicho medio su esposa, Mariana. Los médicos le dijeron –y consta un informe en la causa– que la enfermedad tuvo origen en la exposición a químicos y agrotóxicos.

Tras una serie de tratamientos, que incluyeron quimioterapia, le trasplantaron médula en enero de 2011. La operación fue exitosa y el ingeniero que cumplía 34 años volvió a trabajar para la firma, pero esta vez en el área administrativa. “Cuando volvió a la empresa dejó de estar en contacto con los depósitos donde se guardaban los químicos y tampoco volvió a visitar los campos”, recordó Mariana.

Un año más tarde Cristian tuvo una recaída. Fue internado en terapia intensiva y los médicos que lo trataron detectaron que las células cancerígenas habían reaparecido. Era necesario hacer un segundo trasplante. El cuerpo no respondió como la primera vez y los órganos empezaron a fallar. Cristian murió en noviembre a los 35 años.

“Él era una persona sana. Había sido futbolista y continuaba haciendo deportes. Ese tipo de enfermedades no es común en gente joven. Al tiempo nos enteramos que un camionero que transportaba los productos de la empresa para la que trabajaba Cristian falleció a causa de otro tipo de cáncer”, dijo Mariana e insistió que él frecuentemente estaba en contacto con agrotóxicos. De hecho, era el encargado de trasladar los químicos al campo de los productores. Muchas veces los guardaba en su casa antes de viajar.

“Yo veía que la empresa no le daba ningún tipo de indumentaria especial. Él usaba unas botas y unos guantes que eran suyos, pero la empresa no le proveía ningún tipo de uniforme”, confió Mariana. Y más, la esposa de Cristian dijo que las instalaciones administrativas no estaban muy lejos de los depósitos.

En junio de 2014 Mariana presentó la demanda contra Agroservicios Pampeanos y reclamó una indemnización a favor de los hijos del matrimonio, de 8 y de 10 años, los padres de Cristian y ella. “Lo hice pensando en los chicos, como una forma en que rinda frutos todo el sacrificio que hizo Cristian por el trabajo. Además, queremos generar conciencia porque el peligro de los agroquímicos es sabido, pero no se hace nada al respecto”, expresó Mariana.

La demanda por daños y perjuicios está radicada en el juzgado laboral de Marcelo Gallucci. El abogado de la familia, Gustavo Bruno, explicó que “Se hizo una pericia química, una médica y una de higiene y seguridad industrial. Adjuntamos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de Greenpeace”.



Ludmila: el caso de una niña de dos años con glifosato en su sangre

La comuna de Bernardo de Irigoyen afronta uno de los casos más terribles de contaminación por agrotóxicos. El caso de una niña al borde de la leucemia que conmueve a propios y extraños.

A poco más de 100 km de distancia de Rosario, se encuentra la pequeña población de Bernardo de Irigoyen. Con mucha fuerza se pueden contar 2.000 habitantes que viven aferrados a la agricultura como única manera de subsistencia.

El avance sostenido del transgénico desde 1996, trajo consigo una oscura nube de enfermedades y muertes a causa de los pesticidas, socio fundamental de este tipo de cultivos. Ordenanzas pisoteadas, gobiernos cómplices, y el avance a paso firme de un modelo de producción que no entiende de calidad de vida, hacen de los días de muchos argentinos una verdadera penuria.


El capital jugará siempre con las cartas más altas en la partida de la vida, este titiritero de la desidia y la perversidad, sólo le teme a un solo avance, al de la conciencia de las mayorías.

Una casa que linda con el horror

El humilde hogar de la familia Terreno, es lindante de un depósito de agrotóxicos de la firma José Pagliaricci. En el mismo se almacena tanto Glifosato como Round Up, algo prohibido en las zonas urbanas, ya que debería respetar las ordenanzas que nadie se esfuerza  por hacer cumplir.

El joven papá de Ludmila, prefiere no hablar, está cansado y aturdido por una situación que lo ha desbordado. Su pequeña hija de 2 años y 4 meses, está padeciendo lo que se viene denunciando hace años, el envenenamiento por agrotóxicos.

En el mes de noviembre del año pasado, la niña estuvo internada 30 días debido a su pérdida de peso y deshidratación, ya que un cuadro de vómitos severos la invadió. Esto alertó a sus familiares que rápidamente la trasladaron hasta el S.A.M.CO de Barrancas, para terminar en el Hospital de Niños de Santa Fe, allí los pediatras de la Institución le diagnosticarían Glifosato en sangre.

El comienzo de un camino espinoso

Con la probabilidad cierta de contraer leucemia, algo que los especialistas no descartan, la pequeña Ludmila pelea por recobrar el espíritu libre que le cercenaron los garantes de la muerte.


Roberto Schiozzi es un técnico mecánico que en marzo estará cumpliendo 70 años, vecino del lugar y fundador del “Centro ecológico del Paraná de Coronda”, se puso al hombro la lucha de la familia Terreno.

“Hace años que este pueblo dejó de ser lo que era, hoy los intereses son los que manejan sus destinos. Duele ver cómo nos envenenan diariamente ante la vista de las autoridades políticas, siento que la vida ha perdido valor”, le dijo a Conclusión.

Consultado sobre el caso de Ludmila sostuvo, “esta familia me vino a pedir una mano para poder iniciar acciones legales y de esa manera lograr protección. No lo dude un minuto y me puse a disposición, no es posible que para demostrar que nos están matando tengamos primero que morir”.