Estado Libre,
Soberano e Independiente de
Leonlandia del Sur
Revista de ecología y
política “el yaguarundí”
El río Paraná, uno de los más
largos y anchos del mundo, está padeciendo desde hace décadas de una
transformación en los componentes de sus aguas que afectan a su calidad para
sostener la vida, tanto animal, como vegetal y microscópica.
Hasta los años ’60 era habitual
que un pescador se encontrase con un pacú, una raya o un manguruyú. El tamaño
del dorado podía llegar a superar fácilmente el metro, una tararira podía pesar
hasta 8 kilos y una morena de río era habitual.
Mojarras, palometas, diablitos y
pirañas eran comunes en las orillas y aguas poco profundas.
Con un mediomundo de malla
estrecha se solían atrapar pequeños calamares, cangrejos, tortugas, anfibios
(ranas, sapos, escuerzos) y crustáceos de río.
El lecho cenagoso del Paraná,
albergaba varias especies de algas pardas, las zonas costeras en tanto, poseían
diferentes tipos de algas verdes que en algunos lugares todavía se pueden
encontrar.
Las plantas acuáticas superficiales,
los llamados “camalotes” contenían repollitos de agua, jacintos de agua, tréboles
acuáticos, helechos mariposa, (también comúnmente llamados “acordeón de agua”)
y en las zonas costeras más agrestes era común encontrar juncos y pastos altos.
En los últimos tiempos se habla de invasión de camalotes, sin embargo
es un recurso del propio río frente a la contaminación ya que los camalotes y
plantas acuáticas oxigenan y purifican las aguas, digamos que de alguna manera,
el río se defiende de las agresiones de los contaminantes.
Cuando comenzaron las obras de
construcción del Túnel Subfluvial (1.961) el pacú empezó a escasear aguas abajo
y cuando la culminación e inauguración de la obra, nunca más se vio un pacú.
Siendo el pacú un pez altamente sensible a todo tipo de vibraciones en el agua,
el túnel fue para esta especie una barrera infranqueable.
A fines de los años ’70 la
Federación Santafesina de Pesca Deportiva y Lanzamiento, alarmada por la pesca
indiscriminada de peces en todo el recorrido del Paraná por la provincia, lanza
la campaña hacia los pescadores deportivos y comerciantes: “Devuelva el pez
chico al agua”. Los carteles impresos estaban en todos los clubes de pesca e
incluso se repartieron obleas y calcomanías para que se pegasen en las lunetas
de los autos. La campaña surge cuando la crisis económica durante los años de
dictadura en Argentina se agrava y el río Paraná se convierte en fuente de
alimento indispensable y los pescadores ocasionales pescaban sin tener en
cuenta la especie o el tamaño de la misma. Desde el sábalo a las viejas del
agua, habitantes de las costas del Paraná, todo iba a parar a la olla o el
asador.
Hoy la depredación del río ha
llegado a extremos impensados y de esto dan cuenta los pescadores comerciantes
que cada vez tiene que adentrarse en las zonas más lejanas de las islas para
conseguir tan sólo unos pocos peces.
La mortalidad y desaparición de especies
de peces, anfibios y reptiles a causa de la contaminación del río, es un tema
del cual no se habla y un tema al que las autoridades no le prestan ninguna
atención. Las aguas servidas cloacales caen directamente al río sin tratamiento
alguno, del mismo modo que las de las industrias y empresas asentadas en todo
el territorio provincial. No existen sanciones ni multas hacia los grandes
contaminadores por más que la Ley 11.220, Cap II “Prestación del Servicio”,
Art. 62 establezca que:
ARTÍCULO 62.- Vertidos
industriales. Los vertidos industriales deberán ajustarse a las normas de
calidad, concentración de sustancias y volumen contenidas en el Anexo B de esta
Ley y las normas aplicables. Los prestadores podrán negarse a recibir descargas
de efluentes industriales que no se ajusten a las normas aplicables, o bien
efectuar su tratamiento para adecuarlos a éstas. Asimismo los prestadores
estarán facultados para cortar el servicio público de desagües cloacales en los
casos en que los efluentes no se ajusten a las reglas de admisibilidad
previstas en las normas aplicables. Sin perjuicio de ello, los prestadores
podrán oponerse a la conexión de desagües industriales a la red cloacal por
razones atinentes a la capacidad hidráulica de transporte y evacuación de las
instalaciones existentes, y para proteger las instalaciones operadas. Será de
aplicación lo dispuesto en el Art. 114 de esta Ley. Las normas aplicables
podrán establecer reglas específicas de vertido respetando las prescripciones
del marco regulatorio.
Además, el Código de Aguas
(Septiembre de 2.006) dice en el Título II “Protección de los Recursos
Hídricos” que:
Art. 23: Vertidos en cauces. Prohíbese
verter o emitir sustancias sólidas, líquidas o gaseosas que puedan contaminar
los recursos hídricos, causando daños o poniendo en peligro la salud humana, la
flora o la fauna o comprometiendo su empleo para los diversos usos, sea por
acción u omisión.
Tales
sustancias podrán descargarse únicamente, cuando:
a) Sean sometida a tratamientos previos de depuración
o neutralización, que resultaren adecuados a criterio de la Autoridad de
Aplicación.
b) Las condiciones del cuerpo receptor permiten los
procesos naturales de purificación.
Quién
viole estas prohibiciones será responsable de los daños que ello cause y deberá proceder a su reparación.
El
incumplimiento de las prohibiciones aquí previstas será reputado falta grave.
Art.
24.- Vertidos en redes. Prohíbese
verter en las redes públicas sustancias con propiedades corrosivas o
destructoras de los materiales de construcción o que sean contaminantes de
forma que imposibiliten la reutilización de las aguas, o cuya nueva utilización
tan sólo sea posible a través de la aplicación de técnicas o tecnologías de
difícil acceso o que lo sean con costos elevados. El incumplimiento de las
prohibiciones aquí previstas será reputado falta grave.
Art. 25.- Límites permisibles en vertidos. La Autoridad de Aplicación, previa consulta a las
autoridades competentes, establecerá los límites permisibles de concentración
de sustancias de cualquier tipo o procedencia que puedan contener las aguas,
según el uso a que éstas se destinen. Estos límites serán revisados y
actualizados periódicamente.
Art. 26.- Coordinación con autoridades competentes. Para el
ejercicio de las atribuciones y cumplimiento de las obligaciones que le impone
este Código, la Autoridad de Aplicación deberá actuar en coordinación con la
autoridad competente en la materia que corresponda, pudiendo delegar sus facultades
de fiscalización y control.
Por otro lado, nos encontramos con la Resolución Nº
1089/82 “REGLAMENTO PARA EL CONTROL DEL VERTIMIENTO DE LÍQUIDOS RESIDUALES”, de
30 páginas, sancionada bajo el primer mandato del Gob. Carlos Reutemann, años 1.991
– 1995, que podrá ser encontrado en el siguiente enlace:
Ni la Ley 11.220, ni
el Código de Aguas, ni la Resolución Nº
1089/82, se aplican en la provincia de Santa Fe, no existen controles de
vertido de aguas contaminadas, ni tratamiento de aguas residuales, ni de
descargas aguas con residuos industriales de media o alta peligrosidad. No
falta legislación, la hay y es excelente, sí falta aplicación de la misma y por
sobre todas las cosas, falta coraje para enfrentar la grave situación que está
atravesando el río Paraná por culpa de empresarios inescrupulosos y mandatarios
corruptos que aceptan toda clase de sobornos y coimas que cercenan la
posibilidad de ejercer cualquier tipo de control sobre los contaminantes que
afectan las aguas del río con las consecuencias de la disminución alarmante de
especies acuáticas que hoy ya entran dentro de la categoría de en peligro de extinción.
A todo esto hay que
sumarle otros factores de alto riesgo:
a) Las fumigaciones
de campos y chacras con herbicidas, pesticidas y plaguicidas; ejemplos:
glifosato, atrazina, 2,4 D, endosulfán. Acerca de este último componente de
herbicidas, está prohibido su uso a nivel mundial en más de 60 países, sin
embargo en Argentina se sigue utilizando;
b) Los desechos
urbanos que son arrojados al río por los propios habitantes de la provincia de
Santa Fe: es común ver a lo largo de toda la costa del río bolsas y pliegos de
nylon y plásticos de todo tamaño;
c) La descarga
directa al río desde los barcos nacionales y extranjeros en los puertos de toda
la provincia; dichas descargas son combustibles derivados del petróleo y
aceites industriales para las maquinarias de los barcos; agregándosele a esto,
que los barcos de gran calado, para mantener la línea de flotación, vierten
aguas salobres y de ríos extranjeros al Paraná, consecuencia de ello, es la
invasión de los moluscos dorados (Limnoperna fortunei Dunker) de origen
chino y los caracoles gigantes (Achatina fúlica) de origen africano, entre
otras especies foráneas que alteran notoriamente el ecosistema debilitado del
Paraná y sus costas;
d) La quema de pastizales
de las islas del Paraná para uso ganadero, trayendo como consecuencia la
desaparición de plantas (juncales, pastizales, ceibales) y animales (serpientes,
anfibios, pequeños mamíferos, reptiles, pájaros, etc.) habitantes naturales de
las islas y la inexorable erosión de las propias islas al carecer de aquellos
ejemplares vegetales que sostengan los suelos, cuyos componentes son materiales
de arrastre del propio río, a saber: limos, arenas y sedimentos; siendo los
materiales livianos: cuarzo, vidrio volcánico, litoclastos, feldespatos
calcosódicos (plagioclasas), feldespatos potásicos (ortosa y microclino) y de
algunos componentes accidentales (biotita, muscovita, calcita, colofanita,
yeso, etc) y alteritas, y los pesados: anfíboles (hornblenda común y basáltica),
de piroxenos rómbicos (hipersteno y enstatita) y monoclínicos (augita), de
minerales opacos (magnetita, hematita, ilmenita, etc) y de otros componentes en
general escasos (estaurolita, cianita, sillimanita, andalusita y monacita) y
algunos accesorios y/o accidentales (carbonatos, colofanita, circón, rutilo,
apatita, etc);
Extracción de arena del río Paraná como material de construcción |
e) El dragado y la
extracción de arena para construcción son dos factores que también alteran el
desenvolvimiento y evolución normal del río, ya que cuando se realiza el
dragado para mantener los canales por donde circulan los barcos de ultramar que
ingresan a los puertos santafesinos y la extracción de arenas para
construcción, se provoca una alteración de la topografía del lecho y su
constitución hidrodinámica, destruyendo hábitats locales subacuáticas y stress
en las especies presentes en el fondo del río, súmasele a esto el sepultamiento
por arrastre de material del suelo del río de drenajes naturales de aguas
subterráneas y el alarmante cambio de las márgenes del río por
erosión.
No se concibe al río
Paraná como sí lo hacían los pueblos Guaycurúes, Guaraníes, Matacos o Pilagaes:
un ente viviente, un dios, cuyas aguas, animales y plantas fueron considerados
sagrados y en torno a él se tejieron historias orales de seres mitológicos
divinos que provenían de sus profundidades o que descendieron de los cielos y
se convirtieron en peces, flores y árboles de las costas del río. Aún hoy, hay
quienes aseveran, que en el fondo del río frente a las costas de una gran
ciudad, existe una ciudad de luz sumergida, habitada por seres esplendentes que
alguna vez saldrán a la superficie a reclamar lo que les es propio y que los
santafesinos contaminan sin piedad ni contemplación alguna de este enorme
ecosistema que es el Paraná y sus islas.
Mural de Raúl Domínguez: "Paraná" |
Para finalizar,
reproducimos aquí una nota del diario SL24 del 14 de Septiembre de 2.015 donde
se alerta sobre el avance incontrolable de las aguas del Paraná sobre las
costas santafesinas y que, a causa de los deshielos, que ya se están produciendo en distintas zonas del mundo, las aguas oceánicas cubrirán el litoral santafesino:
Contaminación: San Lorenzo y todo el Gran Rosario desaparecerían bajo
las aguas del río Paraná
Investigadores y especialistas sobre impacto ambiental
precisaron que la cuenca del Paraná y el Paraguay quedarán bajo el agua debido
a los intensos cambios climáticos
El físico rosarino Rubén Piacentini y el ingeniero porteño Luis Capalbo
son investigadores y docentes de reconocida trayectoria a nivel internacional y
especialistas, entre otros temas, en desarrollo socioambiental y
sustentabilidad. En el marco de una charla abierta organizada por la Comisión
de Sustentabilidad de la Municipalidad de Rosario, en la Facultad de
Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) sobre los desafíos
urbanos frente al cambio climático, expusieron sobre la importancia de reducir
los materiales contaminantes como principal causa de las abruptas
modificaciones de temperaturas que ha sufrido el planeta en las últimas
décadas.
Para los expertos, las políticas económicas impuestas por los países
dominantes son parte de una ecuación que da como resultado, además de la
inequidad en la distribución del ingreso, “impactos en materia ambiental que
terminarán perjudicando la vida en su conjunto”.
Incluso, Piacentini fue terminante y aseguró que de no revertirse la
situación actual, “todo el Gran Rosario podría desaparecer en 5 mil años bajo
las aguas del Océano Atlántico, debido al deshielo progresivo de los
glaciares”.
El diario El Ciudadano
mantuvo una entrevista con los especialistas, que se reproduce, en parte, a
continuación.
-¿Cuál es el nivel de contribución de Rosario y la región al cambio
climático?
-Rosario es importante a nivel mundial, y tiene una contribución al
cambio climático porque, en general, en el orden de un tercio de los
contaminantes que se generan son producidos por ciudades. Por supuesto, algunas
más que otras. En ese sentido tenemos que hacer un esfuerzo para mitigar el
cambio climático a través de una reducción de los factores contaminantes.
-¿Cuáles son esos factores contaminantes?
-El dióxido de carbono, el metano y del que poco se habla y que no es un
gas sino que son partículas, también lo es el famoso hollín que se genera por
la combustión de los autos diésel y por las quemas. Ese material contaminante
está en tercer lugar en el mundo como componente que genera cambio climático.
En cuarto lugar está el óxido nitroso, generado principalmente por la
agricultura y otros productos. Todos esos elementos son los principales
responsables del cambio climático y debemos tratar de reducirlos.
-¿Cuáles son los daños si no se revierte el cambio climático?
-Hay un informe alarmante que muestra que en 5 mil años, si todo
continúa igual y la mayoría de los países no toma medidas fuertes para eliminar
los contaminantes, cuando se deshielen totalmente los glaciares y el nivel del
mar suba, todo lo que es la cuenca del Paraná y del Paraguay quedará bajo el
agua y desaparecerá nuestra región. Estamos hablando para dentro de 5 mil años,
no vamos a estar para verlo pero a todos nos gustaría que perdure esta ciudad.
-¿Cuál sería la solución?
-Pienso que una vía de salida podría ser el revertir esas
racionalidades dominantes del crecimiento económico que, finalmente, van a
concentrarse en muy pocas manos, y cambiarlas por otras racionalidades que
tienen que ver con la vida. Hay que tener en cuenta que estos cambios que tienen
que ver con la vida se dan en el seno de la sociedad civil cuando
colectivamente y participativamente se buscan respuestas desde una lógica
horizontal. Allí empiezan a aparecer otras maneras mucho más moderadas, con la
esperanza de que las sociedades civiles del mundo logren protagonismo y sean
los custodios de la naturaleza, de los ingresos y de la distribución de la
riqueza.”
Bibliografía consultada:
© Estado Libre, Soberano e Independiente de
Leonlandia del Sur
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