Hay tamaña cantidad de elementos de plástico que podrían ser de otros materiales, por ejemplo, todo lo que es medicación viene en blisters plásticos; antaño venía en frasquitos de vidrio marrón. Si alguien es cuidadoso con su medicación, preparará todas las noches lo que debe tomar al día siguiente, para esto existen cajas con divisiones por día de la semana y momentos del día, por lo que no necesita que el blíster del medicamento le diga cuándo tomarlo o si lo tomó o no.
Los medicamentos que son líquidos, como los jarabes o determinadas cremas que son semilíquidas, bien pueden ser comercializadas en envases de vidrio irrompible como el famoso Pirex.
La vajilla, incluida la de niños muy pequeños no necesariamente debe ser plástica; recuerdo unas cucharas de acero inoxidable que tenían estampado un osito y eran ideales para darles a los bebés sus papillas y purés.
Siguiendo el tema de niños pequeños y bebés, hay gran cantidad de juguetes que son altamente tóxicos por los componentes que se utilizan en pinturas y en el mismo plástico. El A.N.M.A.T. (que el gobierno macrista quiso desmantelar para que se pudiera importar libremente gran cantidad de basura) incautó miles de veces juguetes con partículas de plomo, arsénico y cadmio.
Véase: https://www.telam.com.ar/notas/201907/374901-secuestro-juguetes-toxicos-ciudad-buenos-aires.html
Muchos compran, por ejemplo, plantas y flores de plástico, ¡un horror! ¿Cuál es el objetivo de tener una casa llena de flores plásticas, cuando las naturales, en una maceta, son mucho más bonitas, alegran el hogar y además, lo perfuman? Recuerdo que en muchas casas había una frutera sobre la mesa del comedor y tenía frutas plásticas, ¡qué espanto! ¿No es más agradable tener frutas verdaderas y sabrosas, sanas y nutritivas, y que si alguien de la casa pasa por el comedor y se tienta, coma una de esas frutas que invitan a ser saboreadas?
¡Y ni hablar de los llaveros de los que cuelgan muñequitos plásticos! ¡Qué gran grosería! No hay nada más bonito que un llavero con el engarce de una piedra semipreciosa, como ser una amatista, un citrino, jade, topacio, ópalo, etc.
También el plástico es descortés: cómo puede ser que en un almuerzo aparezca el salero plástico sobre la mesa, para empeorar, generalmente pegajoso por lo sucio que está, un verdadero asco, encima se completa el mal gusto, con estridentes ensaladeras de colores radioactivos, tan espantosas como antihigiénicas porque suelen tener calados en el plástico que emulan figurillas donde se asienta una capa de aceite que va dejando con el paso del tiempo gotas de tamaño considerable que de tanto estar allí, se han convertido en semi-alienígenas capaces de morder dedos. Hay maravillosas ensaladeras de vidrio, sobrias, de todos los tamaños y por sobre todo: PULCRAS.
Los cubiertos y utensilios con mangos plásticos, son una invitación a levantarse de la mesa e irse. Por lo común, tienen sarro en la unión entre el metal y el plástico o están chamuscados en algún lugar o tienen enorme cantidad de grietas pequeñas y rayaduras que al pasar el tiempo se han convertido en líneas visiblemente negras que han de ser autopistas para microbios, bacterias y virus que ningún limpiador elimina... A muchas personas les desagradan los cubiertos de alpaca porque sostienen que tienen sabor metálico, sin embargo, si el cubierto de alpaca está bien limpio, jamás tendrá sabor desagradable.
Mi último comentario es contra las gaseosas; no hay bebida más vulgar que cualquier cosa con sabores que distan kilómetros de una verdadera naranja, pomelo, limón, manzana o pera. Las gaseosas son cócteles nocivos y sus envases son totalmente anti-ecológicos. Me encanta preparar naranjadas, limonadas o aguas saborizadas, donde el azúcar blanco está totalmente ausente y sí la stevia o el azúcar mascabo. la salud entre nosotros es la gran premisa y si la salud del planeta escasea, la nuestra corre riesgo de desaparecer y convertirnos en enfermos permanentes.
Felicitas T. Cappella