domingo, 26 de mayo de 2019

10 enfermedades provocadas por el glifosato



Las mentiras de Monsanto al descubierto

Ya no solo debemos preocuparnos por evitar consumir alimentos OMG, (genéticamente modificados) que suelen estar impregnados en glifosato, sino que este veneno puede acabar en nuestros platos de todas formas.


Ansiosa por vender más de su herbicida estrella, la empresa Monsanto ha alentado a los agricultores de todo el mundo a utilizarlo como desecante, para que sus cultivos pudieran cosecharse más rápido.


“Tras más de 20 años expuestos al glifosato, los científicos han documentado la existencia de infinidad de consecuencias para la salud causadas por la presencia de este veneno en los alimentos, en el agua, en el aire y en donde juegan nuestros hijos.”

Gracias a ello este químico se pulveriza directamente sobre una gran variedad de cultivos no modificados genéticamente, como trigo, cebada, avena, lino, guisantes, lentejas, soja, judías secas y caña de azúcar.

En los últimos 20 años el uso generalizado de cultivos “transgénicos” multiplicó exponencialmente el empleo de herbicidas en todo el mundo, a pesar de que Monsanto reivindicaba que los OMG reducirían la necesidad de pesticidas y herbicidas.

Monsanto ha falsificado datos sobre la seguridad del glifosato y lo ha comercializado como "medioambientalmente seguro" y "biodegradable, para fomentar su uso en las carreteras, parques infantiles, campos de golf, jardines y huertos familiares. Un tribunal francés dictaminó que dichas afirmaciones eran publicidad falsa y engañosa.


Los médicos han comprobado y alertado al mundo de ello, que existen varias enfermedades que se relacionan directamente con la exposición al glifosato entre las que se encuentran el Alzheimer, varios cánceres y hasta el autismo.


Enfermedades asociadas al glifosato

Alzheimer: se comprobó que el glifosato genera el mismo tipo de estrés oxidativo y la muerte celular neuronal observada en el Alzheimer. Y afecta a la CaMKII, una enzima cuya desregulación también se ha relacionado directamente con la aparición de dicha enfermedad.

Autismo: el glifosato tiene una serie de efectos biológicos conocidos que se alinean con las patologías asociadas con el autismo. Uno de estos es la disbiosis intestinal observada en los niños autistas y la toxicidad del glifosato a las bacterias beneficiosas que suprimen a las patógenas.

Además, la capacidad de glifosato para promover la acumulación de aluminio en el cerebro puede hacer que este veneno sea la principal causa de autismo en el mundo.

Defectos de nacimiento: el glifosato puede interrumpir la vía de señalización de la vitamina A (ácido retinoico), que es crucial para el desarrollo normal del feto. Los bebés de las mujeres que viven a un kilómetro de campos fumigados con glifosato tuvieron más del doble de defectos de nacimiento, según un estudio en Paraguay.



Los defectos congénitos se cuadruplicaron en los diez años posteriores de la llegada del glifosato al Chaco argentino y paraguayo, incluyendo males como ano imperforado, deficiencia de la hormona del crecimiento, hipospadias (el orificio urinario anormalmente ubicado), defectos de formación cardíaca y ancefalia (mal formación de la cabeza).

Cáncer: durante varias encuestas casa por casa de más de 65.000 integrantes de comunidades agrícolas argentinas, se encontraron tasas de cáncer de 2 y hasta 4 veces mayores que el promedio nacional desde el comienzo de las fumigaciones con glifosato, con un marcado aumento de los de mama, próstata y pulmón.

Las altas tasas de cáncer entre las personas expuestas probablemente se derivan de la conocida capacidad de glifosato para inducir daños en el ADN, que se ha demostrado en numerosos ensayos de laboratorio.


Celiaquía: hay un paralelismo entre las características de la enfermedad celíaca y los efectos conocidos del glifosato. Estos incluyen el desequilibrio en las bacterias intestinales, alteraciones en las enzimas que participan en la desintoxicación natural de las toxinas ambientales, deficiencias de minerales y agotamiento de los aminoácidos.

Enfermedad renal crónica: el aumento en el uso del glifosato puede explicar el reciente disparo en la cantidad de casos de insuficiencia renal que se ha presentado entre los trabajadores agrícolas de América Central, Sri Lanka e India.

Los científicos han llegado a la conclusión de que este químico parece haber adquirido la capacidad de destruir los tejidos renales de miles de personas cuando se combina con la presencia de “aguas duras” y metales nefrotóxicos.

Depresión: el glifosato altera una parte de los procesos químicos que afectan a la producción de serotonina, un neurotransmisor importante que regula el estado de ánimo, el apetito y el sueño y cuya deficiencia se ha relacionado directamente con la depresión.
Embarazos (abortos naturales, mortinatos): el glifosato es tóxico para las células de la placenta humana, lo que explicaría los problemas de embarazo de las trabajadoras agrícolas expuestas al herbicida.


Linfoma no Hodgkin: una revisión sistemática y una serie de análisis durante casi 30 años de investigación epidemiológica acerca de la relación que existe entre el LNH (linfoma no Hodgkin) y la exposición ocupacional a diversos pesticidas agrícolas encontró que el linfoma de células B se asoció positivamente con el glifosato.

Parkinson: los efectos de los herbicidas en el cerebro han sido reconocidos como el principal factor del tipo ambiental que ha sido asociado a los trastornos neurodegenerativos.

La  enfermedad Parkinson como consecuencia del glifosato ha sido bien documentada y los estudios de laboratorio muestran que este químico induce a la muerte celular característica de la enfermedad.
















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