La
utilización de Glifosato y otros plaguicidas de naturaleza biocida serán
prohibidos en todo el ámbito urbano de la provincia. La Cámara de
Representantes sancionará esta noche una ley elaborada por el diputado Sereno
que tuvo amplio acompañamiento. De esta manera se toma partido en la
tensión objetiva entre privilegiar la producción intensiva y los derechos
humanos y ambientales afectados por las secuelas tóxicas de los plaguicidas.
Posadas (Jueves, 18 de octubre) La Cámara de Representantes sancionará
hoy una ley por la que establece la prohibición de la utilización de Glifosato
en los ámbitos urbanos de la provincia. La iniciativa, presentada por el
diputado Martín Sereno tuvo una adhesión generalizada en Comisión donde el
tratamiento del proyecto tuvo en cuenta que implica renunciar al sistema de
agricultura intensiva dependiente de plaguicidas que da beneficios en el corto
plazo.
La ley ya en su artículo 1° se extiende en precisiones para no dar
lugar a interpretaciones que sirvan a los grandes grupos económicos para
judicializar su aplicación. Establece: Queda prohibida la utilización de
Glifosato, además de los plaguicidas que ya se encuentren prohibidos por normas
nacionales o internacionales, en los ejidos urbanos del territorio provincial;
comunidades de pueblos originarios; establecimientos educativos y sanitarios
cualquiera sea su denominación o rango; Reservas Naturales de cualquier tipo y
denominación ya sean nacionales, provinciales, municipales o privadas; centros
turísticos; cursos de agua dulce que provean, o deriven en cursos de agua que
provean, del vital líquido a comunidades originarias y centros urbanos para su
procesamiento para consumo humano o para utilización para la producción
agrícola ganadera.
Agrega además en el artículo 2: Queda prohibida la inoculación
y/o fumigación, mediante la utilización de aeronaves o medios análogos, de
plaguicidas u otros químicos de naturaleza biocida, además de los que se
encuentren prohibidos por normas nacionales o internacionales, en todo el
territorio provincial.
En los fundamentos del proyecto se hace referencia a pruebas
científicas y posicionamientos por parte de organismos internacionales respecto
a la no inocuidad de estos plaguicidas, fundamentalmente el Glifosato, que
atentan contra la salud de poblaciones.
También se refiere a otros tipos biocidas que se utilizan a veces de
manera más habitual de lo que corresponde y sin los cuidados o recaudos
necesarios para su utilización, o que directamente por sus efectos nocivos para
la salud humana debieran de prohibirse o plantearse controles mucho más
estrictos para su utilización a fin de evitar dichas consecuencias nocivas.
Entre los antecedentes Sereno menciona el Informe de la Relatora
Especial sobre el derecho a la alimentación del Consejo de Derechos Humanos en
el 34º período de sesiones del 27 de febrero a 24 de marzo de 2017, en cuya
introducción enuncia “Los plaguicidas, que se han promovido de manera
agresiva, generan preocupación a nivel mundial en lo concerniente a los
derechos humanos, y su utilización puede tener consecuencias muy perjudiciales
para el disfrute del derecho a la alimentación. Se denomina plaguicida a
cualquier sustancia o mezcla de sustancias con ingredientes químicos o
biológicos destinados a repeler, destruir o controlar cualquier plaga o a
regular el crecimiento de las plantas. Se calcula que los plaguicidas son
responsables de 200.000 muertes por intoxicación aguda al año, de las cuales el
99% se produce en países en desarrollo”.
Argumentos
en tensión
Sin eludir el debate, destaca que “los argumentos en defensa de la
utilización casi indiscriminada de sustancias plaguicidas, del tipo de los
venenos agroquímicos y/o agrotóxicos muchas veces está sentada en la posición
de la necesidad de una agricultura industrial intensiva, casi totalmente
dependiente de estas sustancias, con la finalidad de lograr producciones que
rindan para alimentar a una población mundial cada vez mayor”.
Pero toma partido al subrayar que “sin embargo no podemos dejar pasar
que este fin no puede perseguirse a costa de la salud humana, en detrimento de
comunidades y del medio ambiente. Es más no debemos dejar de contradecir
semejante afirmación, cuando a las claras las estadísticas mundiales reflejan
que ante tamaña desregulación del uso de plaguicidas para el aumento de la
producción de alimentos, los resultados no han sido paliar el hambre en la
comunidad mundial”.
Sostiene que “la dependencia de plaguicidas peligrosos en la producción
de alimentos es una solución cortoplacista que no resuelve la problemática
alimentaria y que además menoscaba el derecho a la salud de generaciones
presentes y futuras”.
Agrega en los fundamentos razones para la protección de nuestro medio
ambiente planteado esto como un derecho humano reconocido por nuestra
Constitución. En tal sentido menciona que “la utilización de plaguicidas
peligrosos tiene efectos devastadores desde la contaminación de ecosistemas
circundantes a los cultivos fumigados hasta consecuencias ecológicas
imprevisibles de la deriva de los residuos o los mismos plaguicidas por tierra,
aire o agua. Producen desequilibrios biológicos entre especies predadoras y
presas de la cadena alimenticia natural del ecosistema, hay una disminución sustancial
en la biodiversidad de los suelos derivando en disminuciones importantes del
rendimiento de las cosechas y nuevamente esto redunda en problemas de seguridad
alimentaria”.
Después de abundar en informes sobre las consecuencias que la
utilización de plaguicidas tiene sobre la salud y el medio ambiente remarca
Sereno que “existen dos consecuencias que considero beneficiosas a la sociedad
de una legislación en este sentido, por un lado que los ciudadanos de la
provincia no sufran enfermedades muy perjudiciales, dolorosas y costosas para
sus vidas y su economía; y por el otro la acción preventiva del estado deriva
en menores recursos humanos y económicos que este deberá proveer para asistir a
la población en caso de que por la inacción proliferen este tipo de patologías,
que en gran número no presentan posibilidad de cura, sino solo de tratamiento,
y que en su mayoría producen un deterioro superlativo de la calidad de vida de
quien las sufre; “La exposición a plaguicidas se ha vinculado al cáncer, a la
enfermedad de Alzheimer y a la enfermedad de Parkinson, a trastornos
hormonales, a problemas de desarrollo y a esterilidad. Los plaguicidas también
pueden tener numerosos efectos neurológicos, como pérdida de memoria o de
coordinación o reducción de la capacidad visual o motriz. Otros posibles
efectos son, por ejemplo, el asma, las alergias y la hipersensibilidad.”
Homenaje
a Carrasco
Por último Sereno deja “una reflexión en honor a un gran científico
contemporáneo argentino que dedicó gran parte de su vida a la investigación y a
probar documentadamente los efectos nocivos para la salud y el medio ambiente
del uso del Glifosato en la producción agrícola Argentina y Mundial, sufriendo
todo tipo de maniobras para desacreditarlo, como científico y como persona, por
parte del lobby agroindustrial y los poderes económicos que representan; “Nos
quieren hacer creer que todo es técnico, disfrazando la ideología de ciencia o
mejor suplantándola con una ciencia limitada y sin reflexión crítica.
Una
manera de abstraerse de las relaciones de fuerza en el seno de la sociedad,
poniéndola al servicio del poder dominante. El ambientalismo, no es una mala
palabra o una postura caprichosa consumada por ecoterroristas delirantes. Es
una posición ideológica que perfora el dogmatismo científico legitimante“.
Andrés Carrasco, Científico Argentino 1946-2014” .