Muchos son los que portan joyas distinguidas, sin embargo
están bañadas de sudor, tristezas, magros salarios y destrucción del ambiente.
Bellas y atractivas, costosas, casi inalcanzables para
muchos, las más delicadas piedras preciosas provienen de la explotación de
cientos de seres humanos, de la contaminación de recursos naturales: cauces de
agua, desmontes, degradación de las tierras superficiales y acuíferos subterráneos.
¿No es preferible portar un alma noble y caritativa a una
esmeralda o un diamante que ha sido sacado de las entrañas de la tierra por una
persona agobiada por las extensas horas de trabajo, por el hambre y la miseria?
Aquí dejamos las fotos como testimonio de ello:
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