Estado Libre,
Soberano e Independiente de
Leonlandia del Sur
Revista de ecología y
política “el yaguarundí”
Tema de hoy: La Caza Furtiva
La caza furtiva de animales en peligro de
extinción
La mayoría de los países se han
propuesto la creación de leyes para detener o limitar la caza de especies
en peligro de extinción. De hecho existe un tratado conocido como la Convención
sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora
Silvestres (CITES), que ha sido firmado por la mayoría de los países.
Aunque muchos animales están
protegidos contra la caza, eso no detiene a algunas personas inescrupulosas que
practican la caza ilegal de los mismos. Esto se conoce como la caza furtiva y
en muchos lugares representa una actividad lucrativa gracias a los altos
precios que tienen los cuernos, el marfil y la piel de estos animales
protegidos, entre otras partes del cuerpo.
Incluso ante la presencia de los
guardas de caza contratados para patrullar las áreas protegidas, los cazadores
furtivos se las ingenian para ganar ventaja. Estas zonas son extensiones de
tierra muy grandes y es difícil protegerlas como se desea. Otro inconveniente
es que los cazadores furtivos que van tras la caza de presas grandes, como
elefantes y rinocerontes, emplean armas potentes y pueden ser muy peligrosos.
La caza furtiva no sólo ocurre en
África o Asia, se conoce que actos de este tipo también tienen lugar en Parques
Nacionales. Las personas roban cactus, árboles, tortugas. Ese es un problema
frustrante para aquellos que desean proteger a las criaturas en peligro de
extinción.
¿Qué puedes hacer para
ayudar?
Hay muchas maneras en que tú y tu familia pueden ayudar a
detener la caza furtiva. Veamos:
- Nunca comprar, vender o poseer cualquier artículo
hecho de marfil. Incluso las ventas legales de marfil impulsan la caza
furtiva. Recuerda que todo marfil representa la muerte de un animal, ya
sea un elefante o una morsa.
- Nunca compres coral ilegalmente para tu tanque de
peces. No contribuyas con los cazadores furtivos que extraen parte de los
arrecifes de nuestros mares.
- No mantener a los animales exóticos como mascotas,
incluso si los ves en una tienda de mascotas. El comercio de animales
exóticos no está regulado en todos los países del mundo, así que
comprarlos estimula la caza de esas especies. Lo mejor es dejar a los
animales salvajes en su hábitat natural.
Si te has sensibilizado con este asunto, ayuda al planeta y
corre la voz.
Caza furtiva de elefantes en Samburu
Conducida por la creciente
demanda de marfil, la caza furtiva de elefantes en la reserva nacional de
Samburu (norte de Kenia) ha crecido durante los últimos tiempos hasta
posicionarse en la tasa más alta de los últimos 14 años, teniendo consecuencias
alarmantes no solo dentro de la población de estos animales sino para todo el
ecosistema.
Una asociación sin ánimo de lucro
llamada “Save the Elephant” (Salvar a los elefantes) ha trabajado durante
décadas para proteger a los elefantes de los furtivos, y, hasta hace poco,
estaban teniendo un gran éxito en la recuperación de poblaciones en la zona de
Samburu.
El pasado 12 de Julio, una
matriarca llamada Khadija (el último miembro veterano de las “chicas Suahili”,
una familia de elefantes de la cual casi todos los miembros son huérfanos) fue
hallada muerta. La muerte de Khadijaa manos de furtivos (que le
dispararon cuatro veces y le cortaron los colmillos) no es más que una muestra
de este creciente problema.
Hemos entrevistado a Iain
Douglas-Hamilton, fundador de Save the Elephants sobre la situación actual en
Samburu.
¿Por qué es importante
la historia de Kadija?
Khadija era la última matriarca
de una conocida familia de elefantes, identificada por el ecologista George
Wittemyer a principio de la década del 2000. Una por una, las matriarcas fueron
eliminadas hasta llegar al punto de que era la única superviviente, liderando
una familia de ocho huérfanos.
¿Qué ha potenciado el
incremento del furtivismo?
El ascenso aparece de la mano de
la creciente demanda de marfil, especialmente desde la emergente clase
media china, que probablemente no son conscientes de que comprando marfil están
contribuyendo al asesinato de elefantes.
¿Afecta de alguna
forma la caída de la población de elefantes a otras partes del ecosistema?
Si, de muchas formas. Los
elefantes limpian la maleza y crean caminos para otros animales, excavan para
encontrar pozos de agua en épocas de sequía y transportan semillas de
determinados árboles de los que se alimentan. Sus aportaciones al hábitat son
muy beneficiosas para otras especies.
¿Qué política está
llevando a cabo el gobierno para combatir la caza ilegal? ¿Qué más podría
hacer?
La Agencia para la conservación
natural de Kenia hace todo lo que puede, pero la creciente demanda de marfil
hace que la situación se les escape de las manos. Necesitan más fondos para
combatir el furtivismo desde la base de las comunidades locales. Las penas para
los cazadores han de ser muy superiores, para poder intimidar a los
infractores.
¿Cuáles son los mitos
más comunes en torno a la caza ilegal de elefantes?
Es un error pensar que los
furtivos son granjeros pobres que se ven obligados a cazar para salir de la
pobreza. La verdad es que el contrabando de marfil siempre ha estado en manos
de sindicatos del crimen, y los cazadores de base, son delincuentes comunes,
bien armados con fusiles automáticos, que se dedican a asaltar gente cuando no
pueden cazar elefantes.
¿Se podría erradicar
la caza furtiva?
Nunca podrá ser eliminada del
todo, pero si se podría controlar en gran medida. En los años posteriores a
1989, la crisis del mercado del marfil hizo que la población de elefantes
creciese en Kenia (de 14000 en 1985
a 23000 en 2006) aunque quedasen cazadores ilegales de
forma intermitente. Ahora necesitamos que el mundo tome conciencia y se una en
la lucha para terminar con la nueva ola de asesinatos de elefantes. El país que
más se tiene que concienciar acerca de esto es China.
¿Qué pasará con la
familia de huérfanos de la familia de Khadija?
Los más jóvenes morirán, pero los
mayores de cinco años sobrevivirán. La mayoría se unirán a primos y parientes.
Los machos tienen mayor tendencia a dispersarse antes en los grupos de
huérfanos que en los demás, creando sus propias familias o uniéndose a grupos
jóvenes poco estables.
Por el momento, los huérfanos de
la familia de Chicas Suahili de Khadija siguen unidos. Son parte de nuestro
programa a largo plazo en Samburu para entender cómo se arreglan para
sobrevivir los elefantes huérfanos en situaciones como esta.
Consecuencias de la caza por deporte
La crueldad del ser humano para
con otros seres vivos es una tendencia milenaria. Es cierto que muchos animales
son de consumo humano, pero la forma en la que son tratados antes y durante su
muerte es cruel y reprochable.
Existe una práctica muy antigua,
que en la actualidad es penada por muchos países porque fomenta la crueldad y
el daño a la naturaleza; esta práctica es la caza por deporte, que es realizada
por muchas personas.
Normalmente en este tipo de caza,
no se escogen a los animales que son para consumo humano, sino especies
silvestres, difíciles de encontrar y de atrapar; motivo por el cual muchas de
estas especies perseguidas por los cazadores se encuentran en peligro de
extinción.
Especies utilizadas para la caza
Entre las especies más populares
elegidas por los crueles cazadores están los jabalíes, conejos, venados,
tigres, lobos, osos, elefantes, leones, zorros, algunas variedades de palomas,
patos y gaviotas, entre otros.
Como casi ninguna de estas
especies es para consumo humano, solo se toman partes como la piel, cabeza,
huesos o alguna otra parte, que sirve para cuestiones estéticas o como trofeo
para vanagloriarse de un acto tan cruel.
Existen algunas maneras de cazar
dependiendo del animal, de su tamaño y nivel de peligrosidad. Los tipos de caza
más comunes son la caza a espera y montería.
En lo que es la caza a montería
se utilizan algunos animales como perros entrenados exclusivamente para la
casería, que olfatean a la víctima y la atosigan para que los cazadores hagan
el resto del trabajo, que normalmente es asesinar a tiros al animal.
Consecuencias en el ecosistema
Debido a la caza indiscriminada
de animales, han cambiado muchas cosas en la naturaleza y esto provoca un
desequilibrio en el ecosistema, que ni la naturaleza misma es capaz de
corregir.
Entre las principales consecuencias
están:
- Extinción masiva de unas especies y reducción
considerable de otras
- Falta de alimento para las especies que dependen de
las que están extintas ya
- Las cifras anuales de especies asesinadas en total
supera los 5 millones y van en aumento
- Crecimiento del índice de maltrato animal
- Otras miles de especies mueren accidentalmente
durante las jornadas de casería por disparos fallidos
- Existe contaminación ambiental por el
plomo de los disparos
- Existen países que tienen temporadas donde la caza
es legal, debido a la alternativa creada por los auspiciantes de la
cacería, para aumentar la población de estas especies utilizadas para
estos fines
- Existe una enorme corrupción detrás de todo esto,
ya que las empresas que fomentan la casería ganan millones de dólares al
año con esta práctica y por eso es que preservan las especies que son
cazadas para así poder continuar con este cruel método.
Soluciones
Aunque suene radical, el ser
humano en lo posible debe dejar de meterse con el ecosistema. La caza deportiva
debe ser prohibida en su totalidad y los experimentos para aumentar poblaciones
también.
Los animales también son seres
vivos y el ser humano no está en potestad para decidir por la vida de ellos. Y
la muerte a un animal, debe darse solo para fines de consumo y esto también
debe tener un control, ya que existe un enorme porcentaje de maltrato a los
animales de esta categoría.
No hay que olvidarse que todos
los seres vivos sienten y tienen derecho a la vida y por eso es deber del ser
humano cuidar y preservar las especies del único mundo donde habita.
Causas de la Caza Furtiva
Las especies se extinguen o se
ven amenazadas por diversas razones, aunque la causa primera es la destrucción
del hábitat. El drenaje de zonas húmedas, la conversión de áreas de matorrales
en tierras de pasto, la tala de los bosques (especialmente en los trópicos), la
urbanización y la suburbanización, y la construcción de carreteras y presas,
han reducido notablemente los hábitats disponibles.
Al producirse la fragmentación de
los hábitats en ‘islas’, la población animal se agrupa en áreas más pequeñas.
En éstas, las especies pierden el contacto con otras poblaciones del mismo
tipo, lo que limita su diversidad genética y reduce su capacidad de adaptación
a las variaciones del medio ambiente. Estas poblaciones pequeñas son muy
vulnerables a la extinción, y para algunas especies estos hábitats fragmentados
son demasiado reducidos para que una población sea viable.
Desde el siglo XVII, la causa de que muchas especies se hayan extinguido o
estén amenazadas ha sido la explotación de animales para la alimentación y
elaboración de otros productos. Por ejemplo, la aniquilación de ballenas de
gran tamaño para obtener aceite y carne las ha conducido al borde de la
extinción; los rinocerontes africanos, sacrificados para obtener sus cuernos,
también están amenazados.
El gran alce gigante se extinguió
en el siglo XIX a consecuencia de una caza excesiva, y el periquito de Carolina
desapareció como especie debido tanto a su caza como a la destrucción de su
hábitat.
La introducción de enfermedades, parásitos y depredadores frente a los que la
flora y la fauna nativa carecen de defensas ha provocado el exterminio o
reducción importante de algunas especies. Por ejemplo, la propagación
accidental de una plaga eliminó los castaños de los bosques caducifolios de
Norteamérica. También el control de los depredadores e insectos tiene efectos
adversos. El control excesivo de los perros de las praderas ha extinguido casi
por completo a uno de sus depredadores naturales, el turón de pies negros.
La contaminación atmosférica, del agua y del suelo son causas importantes de
extinción, así como la introducción de especies exóticas, la sobreexplotación
directa de las especies y la intensa agricultura. Los productos químicos
tóxicos, sobre todo los hidrocarburos clorados, como el
diclorodifeniltricloroetano (DDT) y los bifenilos policlorados (PCB), se han
concentrado en las cadenas tróficas, afectando más a aquellas especies situadas
al final de la cadena.
Así, tanto el DDT como los PCB
interfieren con el metabolismo del calcio de las aves, lo que origina el
reblandecimiento de las cáscaras de los huevos y malformaciones en las crías.
La contaminación y el aumento de la temperatura del agua han provocado la
desaparición de especies endémicas de peces de varios hábitats.
Kenia aprueba ley para endurecer las penas por
la caza furtiva de elefantes y rinocerontes
¡Al fin! cuando ya
quedan pocos elefantes y mucho menos rinocerontes, Kenia perdió la paciencia y
castigará a los cazadores furtivos con fuertes multas y hasta 15 años de
cárcel.
Desde hace cientos de años que
los elefantes y rinocerontes son cazados solo para quitarles sus colmillos de
marfil y cuernos. El volumen de la caza es tan impresionante que es casi un
milagro que estas especies aun sobrevivan, aunque por desgracia
el rinoceronte negro ya se extinguió y tanto el elefante como el
rinoceronte común están en peligro de desparecer.
De poco ha servido poner a estos
grandes mamíferos en la lista roja de especies amenazadas, de hecho parece ser
que está condición a elevado los precios del marfil y cuernos de rinoceronte,
un negocio muy tentador para los inescrupulosos. Por esto Kenia aprobó una ley
que endurecerá mucho más las sanciones de la caza furtiva.
Informes revelan que solo este
año 21 rinocerontes y 117 elefantes fueron cazados en Kenia, las piezas extraídas
se venden a un muy buen precio en el mercado negro asiático. Ahora los
cazadores furtivos tendrán que pensarlo dos veces antes de cometer este
horrendo delito, ya que por la ambición de querer ganarse un fajo de billetes
podría pagar multas de 120.000 dólares o incluso arriesgar penas de cárcel que
podrían llegar hasta los 15 años. Así lo dictaminó el parlamento keniano la
semana pasada.
La ley de caza furtiva endureció
bastante pues antes solo se arriesgaban unos $480 dólares y como pena máxima
dos años de cárcel. Por esto era necesario poner mano dura, pues las cifras
eran alarmantes y la opinión mundial pedía a gritos que el gobierno de Kenia
tomara cartas en el asunto.
“Los elefantes en Kenia se
redujeron de 160.000 en 1960
a 16.000 en 1989 y hoy solo hay unos 38.000 elefantes y
solo 1,025 rinocerontes”, informó el diputado Chachu Ganya desde el parlamento.
Cabe señalar, que el motivo de
frenar estas practicas no es precisamente por un fin animalistas que ablanda el
corazón de los políticos, pero el rinoceronte y el elefante son símbolos del
territorio y en buena parte responsables del turismo que llega a esta nación,
el cual deja importantes sumas de dinero.
Sea como sea es esperanzador que
Kenia haga todo lo posible por defender la vida silvestre, tarea que hace rato
ya venía anunciando. Esperamos que otros países de África se sigan sumando a
defensa de la biodiversidad y pongan mano dura a la caza de animales, sobretodo
el sacrificio de aquellos que mueren por banalidades tan pasadas de moda como un
trozo de marfil.
Auspician
a Leones Hambrientos:
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