sábado, 25 de noviembre de 2017

Las otras vidas


Las cianobacterias

Las cianobacterias son organismos antiguos que se caracterizan por conjugar el proceso de la fotosíntesis oxigénica con una estructura celular típicamente bacteriana. Al ser responsables de la primera acumulación de oxígeno en la atmósfera, las cianobacterias han tenido una enorme relevancia en la evolución de nuestro planeta y de la vida en él. En la actualidad presentan una amplia distribución ecológica, encontrándose en ambientes muy variados, tanto terrestres como marítimos, e incluso en los más extremos, siendo la fotoautotrofía, fijando CO2 a través del ciclo de Calvin, su principal forma de vida, y contribuyendo de manera importante a la productividad primaria global de la Tierra.

En relación con esto, es también relevante el hecho de que muchas cianobacterias sean capaces de fijar el nitrógeno atmosférico, siendo, a su vez, capaces de hacerlo en condiciones de aerobiosis (de hecho, ciertas cianobacterias representan los mayores fijadores en amplias zonas oceánicas contribuyendo de forma importante a la cantidad total de nitrógeno fijado en vida libre).

La existencia conjunta de la fotosíntesis y de la fijación de nitrógeno ha requerido el diseño de estrategias que hagan posible el funcionamiento de ambos procesos antagónicos desde el punto de vista de sus requerimientos ambientales. Entre tales estrategias la separación en el tiempo o en el espacio de ambas funciones permite el desarrollo normal de la célula en condiciones de bajos niveles de nitrógeno combinado. En este sentido, merece particular mención la capacidad de algunas estirpes filamentosas de desarrollar unas células enormemente especializadasen la fijación del nitrógeno, heterocistos, en ambientes aeróbicos.


Estas células se diferencian a partir de determinadas vegetativas, situadas a espacios semirregulares a lo largo del filamento, mediante un proceso que provoca drásticos cambios, tanto estructurales como funcionales, encaminados a aumentar la eficacia del proceso de fijación y a la protección de éste frente al oxígeno (tanto ambiental como el producido mediante la fotosíntesis oxigénica).

Las bases moleculares del proceso de diferenciación de los heterocistos y el establecimiento del patrón de distribución de los mismos en el filamento cianobacteriano constituyen uno de los campos más activos en el estudio actual de las cianobacterias y, asimismo, representa un modelo simple de establecimiento de patrones espaciales de diferenciación cuyo estudio puede abordarse con la gran variedad de herramientas desarrolladas para el análisis genético-molecular de las cianobacterias, que incluyen la construcción de estirpes y la disponiblidad de la secuencia completa de los genomas de más de 30 de ellas, lo que está posibilitando un gran avance en el estudio de la filogenia y la evolución de este filum bacteriano.
Muchas cianobacterias juegan un papel importante en el desarrollo de cultivos como el arroz. 

Anabaena azollae, en simbiosis con helechos, proporciona hasta 50 kg de nitrógeno/ha siendo la utilización de este sistema fijador general en muchas regiones del sudeste asiático.



Los extremófilos

Los microorganismos extremófilos

Hasta hace no mucho se pensaba que la vida era incompatible con los ambientes extremos tales como la oscuridad absoluta, concentraciones salinas tan altas como la de la salsa de soja, lagos helados o aguas termales. Pero hoy sabemos que existen una gran cantidad de microorganismos que viven y prefieren estos ambientes, y por eso reciben el nombre de “extremófilos” (amantes de lo extremo).

Se los encuentra en los lugares menos pensados: en los géiseres del fondo de los océanos, en el Mar Muerto, adentro de los volcanes o en las aguas congeladísimas de la Antártida.

La mayor parte de los extremófilos son bacterias del dominio Archea (o arquibacterias), aunque también hay muchas eubacterias y unas pocas especies de eucariontes que viven en condiciones extremas. A medida que los fueron descubriendo, los científicos comenzaron a estudiar cómo estos organismos podían lidiar con semejantes condiciones tan adversas para la vida. Así descubrieron que los extremófilos tienen enzimas y compuestos diferentes al resto de los organismos vivos, que justamente les permiten hacer lo mismo que hacen todos, pero en condiciones extremas. Esto resultó muy interesante para la industria, ya que hay procesos industriales que ocurren a altísimas temperaturas, o muy bajas, o a altas concentraciones salinas o alta alcalinidad. Por ejemplo, los detergentes en polvo tienen biocatalizadores (enzimas) que quitan las manchas en agua fría. Por su parte, la industria del cuero usa enzimas que degraden proteínas de la piel de los animales en condiciones de alta salinidad.


La síntesis química de ciertos productos farmacéuticos debe realizarse a temperaturas bajísimas.

Otra aplicación de las enzimas obtenidas de los extremófilos es la investigación científica. Por ejemplo, en laboratorios de biología molecular se utilizan técnicas que requieren de enzimas estables a altas o bajas temperaturas. Un caso puntual es la técnica conocida como Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR por sus siglas en inglés), en la cual se requiere una enzima (ADN polimerasa) que tolere temperaturas tan altas como 94 ºC. Para lograrlo se utiliza la ADN polimerasa obtenida del termófilo Thermus aquaticus. Tipos de organismos extremófilos:

Acidófilo: vive a pH igual o menor que 3.
Alcalófilo: vive a pH igual o mayor que 9.
Barófilo o piezófilo: vive en ambientes con alta presión líquida o gaseosa.
Endolito: vive en espacios microscópicos en rocas.
Halófilo: requiere al menos 2M de sales (NaCl) para vivir.
Hipertermófilo: vive a temperaturas mayores a 80-121 °C, como los sistemas hidrotermales.
Hipolito: vive dentro de las rocas de los desiertos fríos.
Litoautotrofo: pueden obtener energía por reducción de compuestos minerales como la pirita, por ejemplo.  
Metalotolerante: capaz de tolerar altas concentraciones de metales pesados en solución, como cobre, cadmio, arsénico, y zinc.
Oligotrofo: que puede crecer en ambientes con nutrientes limitados.  
Osmófilo: que puede crecer en ambientes con alta concentración de azúcares.  
Poliextremófilo: extremófilo para más de una categoría.
Psicrófilo o criófilo: que vive a temperaturas de 15 °C o menos.
Radio-resistente: que resiste a altos niveles de radiaciones ionizantes, como UV, o radiación nuclear.
Termófilo: que vive a temperaturas entre 60 y 80 °C.
Xerófilo: que puede vivir en ambientes extremadamente secos, como los desiertos.




Los platelmintos

Los platelmintos, son seres pluricelulares, cuyo nombre significa “gusanos Planos”, y existen alrededor de 20,000 especies. Viven en condiciones ambientales húmedas. Muchas de estos gusanos son parásitos y viven dentro de otras especies.

No tienen aparato respiratorio no tampoco aparato circulatorio, por lo que el oxígeno lo absorben a través sus tegumentos, o sea, de la membrana que les sirve como piel y por difusión el oxígeno pasa a sus estructuras internas. Su estructura corporal es más o menos simétrica, y algunos, como las planarias, tienen la característica de que si son cortados, ambas partes se regeneran y forman dos nuevos individuos.

Tienen un sistema nervioso primitivo, de células nerviosas repartidas en todo el cuerpo, que algunas especies forma un bulbo nervioso, una especie de cerebro primitivo.

Su sistema digestivo está formado solamente por un tubo digestivo, que funciona mediante la absorción de los nutrientes por un lado, los cuales se absorben los nutrientes a todo lo largo del tubo, saliendo por el otro extremo del platelminto.

La mayoría de las especies son hermafroditas, reproduciéndose por huevos producto de la autofecundación

No tienen aparato locomotor, y solamente se mueven por la vibración de los cilios de su piel.

Ejemplos de platermintos:

Existen 4 tipos de platelmintos:

Turbelarios: Son también conocidos como planarias. Son los platelmintos que llevan una vida autónoma. Su tamaño varía desde unos milímetros hasta 60 centímetros en las especies más grandes. Se mueven por medio de cilios ubicados en la parte ventral (la que está pegada al suelo). Habitan principalmente en el mar; algunas especies viven en agua dulce y otras se han adaptado a tierra, viviendo siempre en ambientes muy húmedos. Las terrestres son las que alcanzan mayor tamaño. Para su alimentación consumen tejidos animales. Aunque son hermafroditas, su fecundación la llevan a cabo con otro individuo, intercambiando material genético.


Monogéneos: Son especies parasitarias principalmente de peces y anfibios. Su tamaño es desde unas 20 micras, hasta 20 centímetros. No parasitan al hombre. Son parásitos que no cambian de huésped. Son hermafroditas de reproducción cruzada. Una vez que se cruzan, los huevos son expulsados al mar, donde pasan a un estado larvario llamado oncomiracidio, el cual nada hasta que logra fijarse en un huésped, a través de las branquias.


Tremátodos: Son especies parasitarias de varios animales, y algunas especies también afectan al hombre. Miden desde uno, hasta varios centímetros. Tienen una serie de ganchos o ventosas con los cuales se fijan dentro de su huésped. Son hermafroditas y se reproducen sexualmente, expulsando sus huevos fuera del huésped con las heces. Dentro del agua, los huevos eclosionan, pasando en su estado larvario primeramente a un cangrejo o molusco, donde se desarrolla y pasa al estado de cercaria; alcanzado este estado, pasan nuevamente al agua para enquistarse en alguna planta acuática. Cuando esta planta es consumida por el ganado o el ser humano, el quiste se rompe dentro del intestino, de donde migran hacia otros tejidos, donde obtienen los nutrientes para reiniciar su ciclo vital. En el hombre afectan principalmente el hígado, los pulmones, el intestino y las venas.


Céstodos: Son los paltelmintos más conocidos. Son parasitarios del hombre y de otros mamíferos. Tienen una cabeza o éscolex, provista de ganchos con los que se fijan en el intestino de su huésped; su forma es aplanada y dividida en segmentos; cada segmento puede desarrollar y madurar órganos sexuales masculinos y femeninos, y se reproducen por autofecundación; sus huevos son expulsados con las heces y al ser consumidos, por un huésped intermediario, reinician su ciclo, rompiendo el huevo y pasando al estado larvario, como es el caso del cerdo, donde se convierten en cisticercos; al ser consumida la carne del cerdo por el hombre, su huésped definitivo, el cisticerco se aloja en el intestino y alcanza su fase adulta: la tenia; ahí absorben los nutrientes a través de su membrana. En algunos casos, los céstodos pueden utilizar al mismo individuo como huésped intermediario y definitivo. Pueden alcanzar hasta 15 metros de largo.